lunes, 27 de octubre de 2008

Tiburones 2

Finalizaba el anterior artículo pidiendo que esa variedad de tiburones vampiros –ya que se alimentan chupando los recursos esenciales de la sociedad– fueran sometidos a un impuesto especial, cuyo resultado fuera una aportación a la hacienda común sensiblemente superior al resto de los mortales, mínimo e injusto precio (por insuficiente para el resto), por el impagable servicio de salvaguarda continua e inconfesable que el Estado les prestas, tras cualquier desaguisado que cometan los miembros de su especie: antes o después, todos pagamos por ellos.


©SteveBloom.com


Esta especie de escualo, es muy selectiva al escoger sus presas, diferencia perfectamente entre cada una de ellas, detectando instintivamente la utilidad de cada víctima. Algunas de éstas, sorprendidas al observar que estos depredadores se limitan a nadar alrededor de ellas sin, de momento, decidirse a asestar su mortal ataque, sonríen con una mueca de estupidez histérica, interpretando erróneamente como estar tocadas por los hados, lo que simplemente es que estos tiburones decide reservar determinadas viandas para momentos más adecuados. Es la misma cara que se pude observar en el Rey Juan Carlos cuando está rodeado de botines, albertos, delasrosas y demás ejemplares de esa especie. En honor a la verdad, diré que cuantas más veces observo al monarca en semejante situación, menos lejano del republicanismo me siento.

Hay quien ha escrito que se ha llegado a cambiar leyes para evitar que algún ejemplar de esta especie, no digo ya que fuera condenado, sino que tan sólo tuviera que sentarse ante un tribunal de justicia. Durante este cambio ad hoc de leyes, la oposición que podía sacar amplio rédito electoral de la circunstancia, callaba y miraba lacayamente hacia otro lado quizás porque sus débitos y créditos obtenidos del mismo tiburón, no sean menores que los despelotan al partido en el gobierno, esto es: dejan sin "pelotas", sin superioridad moral y sin dignidad democrática, para aplicar la Ley a todos por igual, tiburones incluidos. Los creyentes suele decir que en el pecado va incuida la penitencia, por ello no es de extrañar que poco tiempo después, gracias a ese resquicio legal creado por el PP, con el silencio complaciente del PSOE, IU y demás fauna "democrática", aquel no pudiera impedir, muy a su pesar, que se le escapara de las manos la posibilidad de pararle los pies, ante un tribunal, al mismísimo Ibarrexte.


Respecto a otros de estos depredadores, una más que improbable sentencia creativa del Constitucional, de esas tan creativas como las instrucciones a las que nos tiene acostumbrado el irrepetible ¡esperemos! Baltasar Garzón, les "prescribe" sus posibles responsabilidades, en un sonado caso de posible estafa. Muy creativa pero ya avanzada con más de año y medio de antelación por algún que otro sagaz periodista.


Mayores impuestos para los tiburones
(... es de justicia)




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